“Sin luz, no me entero de las malas noticias”

18/02/13 – Clarin

Tengo casi 69 años, vivo sola en un piso 12, pasé más de 2 días sin luz y descubrí, gracias a las autoridades, a la falta de inversiones y a la empresa los encantos de una vuelta al pasado remoto. No miro televisión, no escucho radio, no leo el diario, y gracias a eso ha mejorado mi humor, ya que no me entero de las malas noticias con que me apabulla cotidianamente el monopolio (léase Clarín, TN y Radio Mitre)

Cuido mi salud, porque sigo una dieta a base de frutas y verduras, que no se descomponen fuera de la heladera. Cuando el cuerpo pide movimiento, me basta con bajar y subir los 12 pisos cuantas veces lo crea conveniente, y así tonifico los músculos, contribuyo a controlar mi peso y mejoro la circulación.
La higiene personal es prioridad, así que me remojo rápidamente en el agua fría que atesoro en la bañera, algo así como la “ducha comunista” de 3 minutos recomendada por el Comandante Hugo Chávez alguna vez.

Leer a la luz de una vela perjudica la vista, así que me voy a dormir bien temprano. La cura de sueño calma los nervios y borra arrugas y ojeras, con beneficio para la salud mental y la estética.

El silencio también es salud, y puedo disfrutarlo a piacere ya que nadie osa visitarme, por el temita de los 12 pisos sin ascensor, claro; y el celular no fastidia, gracias a la batería agotada.

Vivir rodeada de agua es como una vuelta a lo natural. Hay agua en la cocina, el baño, el lavadero y el balcón, en baldes, ollas y jarros, de todas las formas, tamaños y colores. Todo un regocijo para los ojos.

Ahorro en gastos por turismo (que no sé si podría realizar por el cepo), y cómodamente desde mi casa puedo sentirme como en Namibia, Uganda o Haití.
Sé que muchos de los que, como yo, están disfrutando de esta experiencia compartirán mi sentir, y elevarán como una oración un sincero “gracias” a todos los que con su desidia e inoperancia nos permitieron el gozo supremo de volver al pasado.

Marta Gherardi
marta.gherardi@fibertel.com.ar