POR ANTONIO ROSSI
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27/12/12-Clarin
El Gobierno nacional totalmente borrado, la administración porteña despotricando contra las empresas, y las distribuidoras criticando por lo bajo a las autoridades locales por los “obstáculos” urbanos que supuestamente afectan el abastecimiento eléctrico.
El nuevo apagón de Navidad, que aún sigue castigando a miles de hogares, volvió a dejar a los usuarios a la deriva y con la sensación de que el servicio eléctrico ha ingresado en un avanzado estado de deterioro y que nadie se ocupa de buscar las soluciones de fondo que requiere el sistema energético.
Varias horas de intenso calor, una lluvia torrencial, ráfagas de vientos y caídas de árboles se han convertido en los nuevos factores de riesgos que en cualquier momento pueden provocar la interrupción del suministro eléctrico.
Con sus ingresos congelados desde hace más de una década, las cuentas en rojo, los costos operativos crecientes y las fuentes de financiación cortadas, las distribuidoras metropolitanas no están en condiciones de garantizar una normal prestación del servicio eléctrico.
Como nunca se había dado en los últimos veinte años, las empresas eléctricas se hallan virtualmente quebradas y con casi todas las cadenas de pago a proveedores y contratistas cargadas de incumplimientos.
Las inversiones por US$ 800 millones que quedaron diferidas en los últimos cuatro años ahora se reflejan en los cortes y en los mayores tiempos de reconexión que sufren los usuarios.
En este contexto, que las empresas y los funcionarios intercambien acusaciones es lo peor que les puede pasar a los usuarios, que continúan aguardando las obras y soluciones que eviten la paulatina degradación que registra el servicio eléctrico
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