lunes, 19 de marzo de 2012

El cuello de botella de la energía eléctrica

Opinión Néstor Rodríguez Brunengo
Fuente: Semanario InfoLomas

Nadie pone en duda que
en los últimos ocho años
el Producto Bruto Interno
creció un 80%, acompañado
por un incremento de la actividad
industrial del orden del 83%. Esa reactivación
exponencial significó un requerimiento
de energía eléctrica a tasa del
7,8% anual, que se cubrió con recursos
propios. Es destacable, como respuesta,
que la inversión pública y privada en los
distintos sectores energéticos supera
los 73000 millones de pesos, a los que
deben agregarse obras en ejecución
por más de 52.000 millones.
Merece destacarse la Empresa Neuquina
de Servicios de Ingeniería (ENSI),
cuyo capital accionario pertenece
en un 49% a la Comisión Nacional
de Energía Atómica y en un 51% a la
Provincia de Neuquén . Lo admirable
de esta empresa que opera la Planta
Industrial de Agua Pesada (PIAP), de
la que es propietaria la Comisión Nacional
de Energía Atómica, es que se
trata de una de las pocas proveedoras
de agua pesada en el mercado internacional
y posee la planta de mayor capacidad
de producción en el planeta.
En el año 2006 se produjo el relanzamiento
del Plan Nuclear Argentino,
impulsado por el Ministerio de Planificación
Federal, como corolario del
cual se firmó un contrato entre el ENSI
y Nucleoeléctrica Argentina SA para la
provisión de 600 toneladas de agua
pesada, para proveer la carga inicial de
la Central Nuclear Atucha II, reactivada
por el Gobierno.
El gerente General de ENSI, ingeniero
Héctor Apesteguia, en declaraciones
periodísticas destacó que la reactivación
de Atucha II, hace poco tiempo
parecía un sueño inalcanzable, mientras
que hoy, concluyendo la producción
necesaria para la carga inicial de
dicha Central, se está optimizando la
empresa para preparar en tiempo y
forma lo que se espera necesitarán las
futuras cuarta y quinta centrales atómicas,
y restableciendo contactos con
clientes externos, para atender pedidos
de exportación.
Debe recordarse que la PIAP estuvo
inactiva durante 7 años, lapso durante
el cual, con escasos recursos y mucho
tesón y empeño de sus técnicos y empleados,
se levaron a cabo tareas de
mantenimiento que permitieron a partir
de la decisión del Gobierno- reactivar
rápidamente la producción.
El aprovechamiento de esta Planta,
que es fruto de una inversión original
de más de 1.000 millones de dólares,
trae para el país incalculables beneficios,
al movilizar un complejo de elevada
tecnología, que completa el ciclo
de combustible nuclear, significa la
incorporación de más de 100 trabajadores
profesionales, entre ingenieros y
técnicos, de distintas especialidades y
es motor de una actividad económica
generadora de actividad de contratistas,
talleres y comercios con efecto
multiplicativo.
Las exportaciones en importantes cantidades
de agua pesada a Canadá y República
de Corea, y en menor escala a
laboratorios y centro de investigación
de Francia, Suiza, Alemania, EE.UU., Dinamarca
y Australia, son avances exponenciales
de la empresa.
Si tenemos presente que hace 10 años
el país estaba en default, que debió remontarse
y recuperarse con su propio
esfuerzo, merecen subrayarse entre las
inversiones : más de 4.500 kilómetros
en líneas de 500 kilovoltios, que han interconectado
definitivamente a todas
las regiones del país, y generado posibilidades
de desarrollo en las diversas
regiones. Se han incorporado más de
7.500 Megawatt de potencia al parque
generador argentino.
Se han desarrollado más 2.400 kilómetros
de gasoductos troncales, con más
de 400.000 Hp. De potencia adicional
en estaciones compresoras existentes
o nuevas, entre las que merecen destacarse
el Segundo Enlace que cruza el
Estrecho de Magallanes y el Gasoducto
Juana Asurduy que nos enlaza definitivamente
con la hermana República
de Bolivia.
La recuperación económica –sin ayuda
externa- , sino debida solamente
al esfuerzo conjunto de los argentinos,
pueblo y gobierno unidos, en niveles
nunca vistos anteriormente, ha
provocado una demanda de energía
eléctrica excepcional, difícil de cubrir.
No había escasez de energía cuando el
país no crecía o crecía poco. Tampoco
nadie, seriamente, puede considerar
que el Gobierno haya sido imprevisor.
Debe considerarse también que
todas las soluciones del tema energético
requieren tiempo. El mecanismo
licitatorio primero, con los llamados a
concurso en lapsos razonables, la consideración
de las ofertas. Sus impugnaciones,
y finalmente las decisiones.
Luego, la ejecución de las obras, a veces
en años.
La insuficiencia de las inversiones en
exploración de combustibles perecederos
desde que se produjeron las
privatizaciones y subsecuente falta
de control y sanciones a las empresas
concesionarias etc., etc. Ese proceso
hoy se ha revertido, y se avizoran soluciones
a mediano plazo, entre ellas,
la restatización de empresas como
YPF que nunca debieron haber sido
privadas.

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