lunes, 26 de marzo de 2012

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    Sábado 10 de marzo de 2012 | Publicado en edición impresa

    La compu

    Hay cosas peores que un corte de luz

    Por Ariel Torres | LA NACION

    Twitter: @arieltorres    |   Ver perfil

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    ¿Puede un corte de luz dejarte sin Internet? Sí, claro, porque el módem ADSL se apaga y adiós. Ahora, ¿puede un corte de luz dejarte sin Internet incluso cuando vuelve la corriente eléctrica?

    La respuesta es sí. O, para ser más exacto, he descubierto que era mucho mejor cuando la luz sólo se cortaba. Pero parece que la calidad eléctrica no ha hecho sino empeorar, y ahora apareció una nueva especie de amenaza, una que aprendí a temer cuando era chico y que ahora regresó con furia renovada.

    Tuve el primer indicio de esto el sábado último. Me desperté, intenté mirar el correo en mi iPhone (no escarmiento) y el servidor de Gmail no respondió. Abrí el medidor de ancho de banda y, como me temía, no tenía Internet. Detesto cuando eso ocurre un sábado. Pero al mal tiempo, buena cara o, más bien, a la mala cara, buen tiempo. Había sol y me fui a desayunar al viejo patio. Antes de terminar el primer café probé un par de veces más la conexión, que a veces se cae durante unos minutos y luego regresa, pero nada, seguía offline. Me arrastré por 3G para ver los mails, y ya.

    Como llamar al soporte técnico suele ser una experiencia más frustrante que la de estar sin Internet, fui a ver las noticias a la tele. En el televisor había quedado seleccionada la salida de una de mis computadoras, pero en lugar de encontrarme con Windows me recibió el pedido de contraseña de arranque. Es decir que durante la noche se había cortado la luz.

    Raro -pensé-, porque el reloj de mi mesa de luz seguía dando la hora. Tal vez habían sido unas actualizaciones automáticas de Windows, aunque no estábamos en fecha.

    OK, la reinicié y me puse a mirar los noticieros. ¡Computadoras!

    Después fui al estudio, como tenía planeado, y allí me esperaba un nuevo enigma: mi PC principal, cuyo UPS está en reparaciones, se hallaba en un estado zombi, ni prendida ni apagada. El LED verde que indica que está en marcha se encontraba encendido, pero los ventiladores estaban quietos. El monitor, por su parte, señalaba, meditabundo, que no le estaba llegando video. Por si todos estos síntomas no fueran suficientes, cuando apreté el botón de arranque la computadora no me hizo caso alguno. Ni se encendió ni se apagó ni se reseteó. Iba a ponerme a filosofar sobre cómo salir de un estado que no es ningún estado, pero en lugar de eso mantuve presionado el interruptor durante unos segundos para apagarla, aunque no estaba del todo encendida, y luego otra vez para que volviera a arrancar. Ser o no ser, como dijo el bardo.

    Mientras mi PC principal regresaba a la vida, mi mente estaba en el primer piso, donde habitan el módem ADSL y el router Wi-Fi primario. Me estaba preguntando esto: si el corte de luz había dejado en estado zombi a una PC, ¿qué no le haría al router o al módem ADSL?

    No sabía todavía qué había pasado con la luz, pero apostaba a que si reiniciaba el hardware de conexión con Internet volvería a estar online. Y así exactamente fue. Desenchufé el módem ADSL y el router, conté hasta diez y los volví a conectar. Un minuto después, el módem estaba de nuevo online y todo volvió a la normalidad. Me refiero a mi vida 2.0.

    El misterio, sin embargo, duró varios días. Me ayudaría, en esta investigación, un oportuno desvelo.

    Yendo del velador al Pentium 4

    El lunes o el martes me desperté a la madrugada y cuando le eché un vistazo al reloj -todo indicaba que estaba recién clareando- vi algo que no me gustó nada. Encendí el velador y mis peores sospechas se confirmaron. Lejos de brillar normalmente, la lamparita ofrecía una temblorosa iluminación amarillenta y mortecina. Al lado, el despertador mostraba una hora pálida y debilitada, pero no había llegado a apagarse. ¡Por eso el sábado, después de lo que yo había creído que era un corte, marcaba bien la hora!

    En lugar de cortarse y ya, la tensión había bajado a niveles peligrosos y fluctuaba descocadamente.

    Salté de la cama y desenchufé todo lo que encontré, empezando por la heladera. Luego intenté apagar la Pentium 4 del living, que resistía estoicamente la súbita estrangulación eléctrica. Traté de hacerlo sin encender la pantalla, que acababa de desenchufar, pero el disco duro empezó a hacer unos ruidos tan espantosos que puse fin a su padecimiento manteniendo presionado el botón de arranque. Esperaba no haber roto nada.

    Eso sí, había tres equipos que no pensaba apagar: mi PC principal, el módem ADSL y el router primario. Estaba convencido de que la baja tensión era la responsable de haberme quedado sin Internet el sábado anterior.

    En fin, esa madrugada la tensión normal regresó luego de unos 15 minutos y me volví a dormir, convencido de que pronto tendría un déjà vu.

    Dicho y hecho: cuando mi día empezó estaba tan offline como el perchero. Pero esta vez no dudé. Fui directo al estudio y encontré que mi PC principal había vuelto a sumirse en un estado zombi. Qué novedad. La reinicié y subí al primer piso, desenchufé el módem, conté hasta diez, lo volví a enchufar y adivine qué. Otra vez tenía Internet.

    Así que era eso. El sábado anterior el fenómeno me había encontrado dormido, así que no sabía si había sido un simple corte o algo peor.

    Había sido algo mucho peor

    "Los circuitos electrónicos están diseñados para funcionar dentro de un cierto rango de tensiones -me dijo por teléfono Carlos Etchart, especialista en servidores de IBM Argentina a quien llamé para resolver este misterio-, y son bastante estrictos en ese sentido. La alta tensión suele ser la causante del daño del hardware, pero la baja tensión hace que los circuitos se vuelvan impredecibles y erráticos. Dicho más simple, puede causar que un dispositivo electrónico se cuelgue." Que fue lo que me ocurrió estos días, y como no hay dos sin tres, seguramente volverá a ocurrir.

    Mientras que un corte de luz equivale a desenchufar y volver a enchufar un equipo, esos 15 minutos de baja tensión le hicieron un lavado de cerebro al módem (y a una de las PC) hasta que dejó de funcionar. Por fortuna se arregló con un reinicio; los picos de tensión pueden ser más dañinos, pero no tan desconcertantes.

    Me explicaba Etchart que los servidores tienen sensores que detectan si las caídas de tensión llegan al motherboard, y son capaces de avisarle al administrador del sistema que el UPS o ha fallado o no está dando abasto. Pues bien, luego de un enero en el que la luz se cortó en casa muchas veces y tras desayunarme (literalmente) con estos períodos extensos de baja tensión, todo indica que no me alcanzará con un solo UPS. Tendré que ponerlos hasta en el altillo

    http://www.lanacion.com.ar/1454880-hay-cosas-peores-que-un-corte-de-luz

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