martes, 16 de agosto de 2016

Edificio ecológico y autosuficiente energéticamente en CABA

El edificio porteño anti tarifazo ahorra agua, energía y tiene aire más puro

Construcciones sustentables
El Altman Eco, de 13 pisos, está en Constitución. Cuenta con paneles solares y vidrios herméticos que le permiten gastar un 28% menos de energía. Además, recoge el agua de lluvia en tanques y la reutiliza.


Cuando Moisés Altman comenzó las obras de su torre ecológica, las tarifas de los servicios esenciales estaban lejos de ser un problema para los vecinos de la Ciudad. Si bien la Justicia, por ahora, le puso un freno a los incrementos, es un hecho que llegarán, tarde o temprano. Por este motivo, esta torre ubicada en el barrio de Constitución se erige como un hito antitarifazo: ahorra un 28 por ciento de energía y utiliza un 50% menos de agua. Además, no contamina, en parte gracias a una terraza verde. 
Sin embargo, la Ciudad necesitaría muchas más de estas torres; para bajar las consecuencias del tarifazo en los hogares, y también el impacto de las construcciones en el medio ambiente. Se estima que en las ciudades, los edificios son los responsables de entre un 30 y un 40 % del consumo de energía. La sede del Gobierno porteño, en Parque Patricios, es otro ejemplo interesante: el arquitecto británico Norman Foster la diseñó aprovechando al máximo la iluminación y la ventilación naturales a fin de reducir su impacto en el ambiente.
Paneles solares. Que permiten reunir y a la vez ahorrar energía. Foto: Juan José Traverso
Paneles solares. Que permiten reunir y a la vez ahorrar energía. Foto: Juan José Traverso
Ambos edificios, el de Constitución y el de Parque Patricios, recibieron una certificación internacional LEED (Liderazgo en Energía y Diseño Ambiental) que destaca a las estructuras erigidas con técnicas y estándares de cuidado ambiental. El de Foster fue primer edificio público de Sudamérica en alcanzar ese nivel; y el de Moisés Altman fue el primer edificio de oficinas con esta distinción, además fue multipremiado por todos estos detalles técnicos.
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En 2012 la Legislatura porteña votó una ley a favor de la construcción de techos verdes en los edificios nuevos, con un beneficio para el consorcio: un 20% de descuento en el ABL y otro tanto en los Derechos de Delineación y Construcción (una alicuota vinculada a la construcción del emprendimiento, que en 2015 aumentó un 250%). La ley fue publicada en el Boletín Oficial en 2013, pero nunca se reglamentó. Una paradoja frente al slogan "Ciudad Verde" que proclama la Ciudad.
Trabajador incansable y obsesivo, el ingeniero Altman lleva más de seis décadas construyendo y esta torre ecológica es su orgullo. Tiene 88 años y muchos proyectos por delante. Una pregunta motorizó los primeros bosquejos de la torre Altman Eco-office: ¿tenemos recursos naturales infinitos?
Terrazas verdes. Con las que se absorbe monóxido de carbono. Foto: Juan José Traverso
Terrazas verdes. Con las que se absorbe monóxido de carbono. Foto: Juan José Traverso
Así fue que pensó en dotar a su torre de paneles solares y vidrios herméticos en las fachadas, con los que se ahorra el 28% en el consumo de energía; estos vidrios, con cámara de aire y con filtro UV, evitan que el interior del edificio se caliente en verano y conservan calor en invierno. "Un edificio sustentable tiene tres objetivos: ahorrar el máximo de energía, cuidar el agua y la calidad del aire que respira la gente que pasa allí dentro entre ocho y diez horas trabajando", destacó Moisés.
En cuanto al agua, utiliza un 50% menos que lo usual: por un lado recoge el agua de lluvia en tanques, y por otro reutiliza las llamadas aguas grises, que son las que se vierten en los desagües de las bachas de baños y cocinas.
Para lograr un aire interior lo más puro posible, se dispuso una toma a 50 metros de altura. Tanto en esa toma como en los sitios hacia los que se direcciona ese aire, se colocaron filtros. Con orgullo, el ingeniero asegura que "es el aire más puro que se puede conseguir en una ciudad". Además, el edificio posee un sistema de extracción del aire viciado.
Por su parte, en los últimos años, el Gobierno porteño ha sumado jardines verticales en diferentes sitios, como puentes ferroviarios, autopistas y bajo autopistas. "Instalarlos forma parte de la política de Estado que lleva la Ciudad de Buenos Aires para mejorar estándares ambientales, alentando también a que los actores privados se sumen a la iniciativa", dijeron desde el Ministerio de Ambiente y Espacio Público, a cargo de las obras. Se trabajó con dos tipos de jardines: uno con una estructura con mallado, en donde crecen y se arraigan las especies tipo enredaderas, y otras son paneles hidropónicos con bolsillos en donde crecen las plantas.  "Encontramos en los jardines verticales una solución agradable para sumar verde a la Ciudad", dijo el ministro del área, Eduardo Macchiavelli.
Sin embargo, en la Ciudad este tipo de construcciones están lejos de ser una tendencia: "Requieren invertir un 25% más. Esto significa que sería menos rentable para un desarrollador. Lo cierto es que el mercado no reconoce la sustentabilidad como un valor", se lamentó Moisés. 

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