domingo, 26 de enero de 2014

Recibí la boleta: ¡¡¡$ 462!!! y ni un centavo de descuento

POR EDUARDO PALADINI-Clarin

26/01/14

“Me están provocando”, pensé. “Estos hijos de puta, me están provocando”. Como todas las mañanas, ayer bajé la escalera temprano para levantar los diarios. Cuando abrí la puerta, sobre la reja de entrada, además de Clarín, La Nación y Olé, también me esperaba un sobre; algo dormido, alcancé a leer la palabra maldita: “Edesur”.

Con cortes reiterados desde fines de diciembre y sin luz al menos 10 de los últimos 15 días, en los tres segundos que me separaban de la papeleta, imaginé de todo. “¿Me estarán informando de alguna obra en la zona? ¿Me pedirán disculpas por los cortes? ¿Me contarán que por varios bimestres no me van a cobrar nada?”. Después de tanto maltrato, sólo se me ocurrían cosas “positivas”. La respuesta era menos sofisticada. Me había llegado la boleta del bimestre. ¡¡¡462 pesos!!! Ni un centavo de descuento, como había prometido el ministro Julio De Vido. Peor: con menor consumo que el bimestre anterior, me estaban cobrando unos 100 pesos más.

De la bronca –pocas cosas desencajan tanto como la falta de luz–, pensé que me lo hacían a propósito. Cuando logré calmarme, y después de intercambiar penurias con los vecinos –ya funcionamos como un grupo de autoayuda–, entendí que lo mío era bastante más ordinario. A varios les habían hecho lo mismo. No me conformó.

Especialmente desde que el Gobierno anunció que habría resarcimiento para los usuarios afectados, nos ocupamos con mi mujer de hacer el reclamo en Edesur y en Planificación cada vez que nos cortaron el servicio. Tenemos no menos de 10 números de reclamos. No porque creyéramos en la efectividad de llamado. Lo hicimos básicamente para dejar asentada la “prueba” para cuando llegaran los descuentos.

Al menos esperaba eso. No pido que me devuelvan las tandas de comida que tiré de la heladera ni el cuadro que rompí una madrugada tropical cuando, a oscuras, cargaba un colchón para irme de casa con mis tres hijos –incluido un bebé–. ¿Se habrá imaginado Cristina en una situación parecida con Néstor Iván, su nietito? ¿O en una emergencia sin luz con su madre enferma? Pocos ejercicios deben ser tan efectivos como ponerse en el lugar del otro. Aunque hagan doler la cabeza.

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