sábado, 18 de enero de 2014

Una nueva queja por el calvario de vivir sin luz

Hubo un tiempo que fue hermoso, pero se acabó: hoy pesa vivir en Buenos Aires. Los cortes de luz que sufren gran parte de los porteños, en plena época de calor, acaban con cualquier sensación de bienestar, y lo único que se enciende es el sentimiento de abandono. Yo habito una torre de 19 pisos, en Sanabria 1871, del barrio Monte Castro, donde habitan 160 familias. Hemos sufrido cortes de luz en Navidad y por 48 horas; desde el 30 de diciembre cortes parciales, hasta que el 1° de enero quedamos todos a oscuras, sin agua, sin ascensores, otra vez por dos días corridos, hasta que los vecinos nos cansamos, prendimos gomas, vino la TV, y entonces apareció tambaleante Edesur. El 14 de enero se cortó la luz otra vez, y otra vez vinieron a atarla “con alambre”. Pero la tarea de fondo no la hacen, que es cambiar el cableado que conecta al edificio con la central abastecedora, que está a 50 metros. Y así vivimos con nuestros ancianos y enfermos en situación de riesgo, y con las repentinas ganas de irnos de una vez y para siempre de esta “oscura” y abandonada Buenos Aires… Martín Sánchez masanchez@clarin.com

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